Imagínate
que Alaska es un país y vivimos esa realidad, donde hay una Familia
Real que, aunque vive en un palacio de Juneau, está formada por gente
práctica. El rey, más que nadie, disfruta siendo “normal”, dejándose
barba y capitaneando, de incógnito, un barco de pesca.
Durante una de
sus travesías decide que su compañera de viaje sería la esposa perfecta
para su hijo mayor, David. Christina es un alma errante, sola en el
mundo, que no solo acaba en el palacio, sino que pronto es acogida como
un miembro más de la familia.
Ella y David se pelean constantemente,
pero la verdadera crisis llegará el día después de su boda. Qué difícil
es creer (cuando consigues aceptar, en tu imaginación, que Alaska es un
país) que alguien como Christina pueda ser una princesa: una princesa
con el lenguaje de un marinero. La diversión está asegurada con esta
pareja de personalidades tan distintas.
02- Un Castigo Real.
El
biólogo marino Dr. Shel Rivers tiene un problema. Cierta princesa
espera que esté a su disposición a su antojo. Su jefe está arrebatado
por una pelirroja real – o rubia, no es que él se fije mucho en esas
cosas – y nadie se da cuenta de que él sólo quiere estar solo en su
laboratorio. Completamente solo. Todo el tiempo. Semanas, vacaciones –
eso estaría bien.
Ahora la princesa insiste en que él la escolte por el instituto marino, explicándole su trabajo, besándola hasta dejarla sin aliento – no, espera, esa era idea suya. ¡Ella ni siquiera se disculpa por haber nacido en una familia real! Dice que es él quien tiene un problema con ello, no ella. Lo que le deja a él con una única opción: besarla otra vez. Y otra vez. Y…
Así que ella no es como él esperaba. De hecho, el Dr. Rivers puede ver que esa fantástica y exasperante mujer tiene problemas con los que ninguna princesa debería tratar. Y él tiene una idea para ayudarla a conseguir un sueño muy necesario. Por supuesto, eso implica estar muy, muy cansado pero si ella está de acuerdo, entonces él también lo está…
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Ahora la princesa insiste en que él la escolte por el instituto marino, explicándole su trabajo, besándola hasta dejarla sin aliento – no, espera, esa era idea suya. ¡Ella ni siquiera se disculpa por haber nacido en una familia real! Dice que es él quien tiene un problema con ello, no ella. Lo que le deja a él con una única opción: besarla otra vez. Y otra vez. Y…
Así que ella no es como él esperaba. De hecho, el Dr. Rivers puede ver que esa fantástica y exasperante mujer tiene problemas con los que ninguna princesa debería tratar. Y él tiene una idea para ayudarla a conseguir un sueño muy necesario. Por supuesto, eso implica estar muy, muy cansado pero si ella está de acuerdo, entonces él también lo está…
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3 comentarios:
Sabes si hay mas libros de esta serie???
Alguien tiene el tercer libro esta serie esta muy buena. Me encanta tu blog.
Busco el tercer libro. :(
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